lunes, 11 de septiembre de 2006

Iron Maiden & Def Leppard

La noche del sábado no podía dormirme. Encendí la televisión. Saltando entre canales topé con un programa de una emisora local que estaba echando montones de videos de Iron Maiden. Me hizo acordarme de mis años de adolescencia. En un tiempo que ya pasó, me gustaron mucho los Iron Maiden, Scorpions (la cagaron cuando empezaron a hacer baladas prototípicas y carentes de originalidad) y Barón Rojo. Ese ataque de nostalgia me hizo rescatar algunos discos de Iron Maiden y me escuché The Number Of The Beast. Me alegró haberlo hecho. Llevado por ese ataque de nostalgia, me hice también con el último disco de Def Leppard, Yeah, o algo así. ¡Qué cosa más irregular! La versión del tema de Bowie me parece horrible, y he experimentado escuchándola un deseo que hacía tiempo que no sentía con una canción... ¡Que se acabe! Pero he de decir que he disfrutado mucho con el sonido en general del álbum, la distancia entre las guitarras... pero sobre todo he disfrutado un montón con el sonido de la batería. Una de las cosas que más echo en falta hoy en día en los discos es el sonido del local de ensayo. Esa batería sonaba a local de ensayo. He percibido el mismo sonido que se percibe cuando tocas la batería. Y eso hoy en día no es algo habitual. Supongo que Dylan se refería a eso cuando dijo que no había escuchado un disco de sonido bueno en los últimos 20 años. Pero aparte del sonido de la batería y alguna que otra sorpresa puntual, el disco me ha parecido plano, sin sustos, con pocos cambios de un tema a otro. Es como si un pintor se hubiera dedicado a pintar todos sus cuadros con las mismas líneas estructurales, con la misma paleta de colores... ¡Qué sosada!

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