miércoles, 6 de septiembre de 2006

Algo que tal vez continúe #13


Había matado a una persona. No quiso decirme a quién. Ese hombre estaba borracho. Le dejé hablar. No sé qué hacía yo allí. No sé qué hacía él allí. No abrí la boca, salvo para echar pequeños sorbos a mi vaso. Lo había hecho con sus propias manos. Sin ayuda. Parecía orgulloso. Sin ayuda. Con sus propias manos. Nunca le detuvieron. Lo repetía una y otra vez. Ahora estaba aquí, pero mañana no sabía dónde pararía. Acaso estaría allí. U otra vez aquí. Tampoco sabía si iba a seguir vivo. En eso se parecía a mí. No olvides que también a ti. Nunca sabrás cuánto te queda de vida. Me pidió si mirarme a los ojos que si algún día yo entraba a una comisaría que localizara su foto entre los delincuentes en fuga buscados. Nunca he entrado en una comisaría. A veces leo las noticias de los periódicos, las secciones de sucesos, pero nunca veo su cara. Nunca encuentro mención alguna a lo que me contó. A veces me asalta su rostro y creo verlo por la calle, como si rondara mi casa. Sara me dice que estoy mal de la cabeza. Ella no se cree lo que le conté aquella noche. Volví a casa más tarde de lo habitual. Entré corriendo a la habitación. Como un niño pequeño le conté todo lo que me había pasado. Le hablé de ese asesino que había bebido conmigo. No me creyó. Todavía no me cree. Duda de mí. Me pregunto si es necesario dejar abierta la puerta a la duda. Ese hombre me dio una respuesta que nunca olvidaré. Me obligó a dudar de todo el mundo. Me obligó a no fiarme ni siquiera de mi sombra. Ese hombre estaba borracho. Se puso a llorar. Nunca me miró a los ojos. Me dijo que dudaba sobre si le dolía haber matado a aquella persona. No lo sabía. Me dijo que dudaba sobre si aquel asesinato había sido una liberación. No lo sabía. Me pidió que no le hiciera preguntas. Me dijo que sobrevivía gracias a la duda.

1 comentario:

Redschilds are people too dijo...

Al contrario de Sara, yo siempre me creo todo lo que me cuentan.
Más?