martes, 8 de marzo de 2005

Extractos de guión de programa de radio

GRACIAS A DAVID MARQUETA

MUKI, QUIET RIOT

· (1) «Munk Funk» (4:50… salida de lick de batería)

Imaginemos por un momento que un percusionista, que luego salta al mundo de la producción musical, se une con un guitarrista amante del funk para hacer música. Así surgió MUKI, integrado por Luke Mullen y Jules Evan. Junto a ellos flotan cantidad de músicos, como la cantante Sophie Barker, que pone la voz a «I Don't Want To Know», un tema funky muy caliente y suave, en el que lo único que se pide es algo muy sencillo: no me hables de lo malo de la vida, háblame de lo bueno.

· (2) «I Don't Want To Know» (3:10… tras lick de batería)

Estamos ante músicos difíciles de encasillar. Lo mismo nos ofrecen arreglos que remontan a músicos tipo Al Jarreau como a ese pop electrónico que desarrolla en tiempos modernos gente como Everything But The Girl. Los guiños a determinadas épocas de Miles Davis y sus experimentaciones se cuelan también por los surcos. No obstante, todo está teñido por una gran delicadeza y una descarada pasión por la melodía. El siguiente extracto es de la canción que da título al álbum Quiet Riot, y en ella uno puede escuchar cantidad de estilos fundidos, desde Bossa Nova hasta funky o incluso algo de Drum and Bass. «Quiet Riot», una revuelta tranquila.

· (3) «Quiet Riot» (6:22… tras golpe de plato)

«Judy» es el título de otro de los temas del álbum. Esta vez canta Winston Roberts. Se trata de una versión de una composición de Al Green, clásico cantante soul y compositor. Volvemos a comprobar que estamos ante unos músicos amigos de sonidos suaves, capaces de saltar del drum and bass hasta este registro que ahora vamos a escuchar. Por cierto, en el comienzo del tema hay un pequeño collage sonoro, uno de cuyos elementos pertenece a una retransmisión de un partido de fútbol del Valencia.

· (9) «Judy» (2:45… tras «hey» del cantante)

Cierto maestro del Hip Hop, Guru, dijo en cierta ocasión algo así como: «Deberías prestar atención a lo que las trompetas y los trombones dicen» («Loungin'», Jazzmatazz). Apliquemos el cuento a esta música y prestemos atención a la tranquilidad que nos transmite. Me parece que las de Muki son composiciones para escuchar en compañía, o como fondo musical relajante. El título del próximo extracto lo dice todo: «Airborne», llevado por el aire, y mejor si se va con alguien. Música para soñar, la electrónica como puerta hacia el descanso, música para escuchar en compañía.

· (11) «Airborne» (4:00… entrada de sintetizador)

domingo, 6 de marzo de 2005

A través del Universo

Las palabras fluyen como la lluvia infinita cayendo en una taza de papel. Las palabras se contonean al pasar. Las palabras se deslizan. Las palabras se pierden a través del universo. Charcos de tristeza, olas de alegría van a la deriva por mi mente abierta. La alegría y la tristeza me poseen y me acarician. Unas imágenes de luz quebrada bailan delante de mí como un millón de ojos, y me llaman con insistencia a través del universo. Mis pensamientos serpentean como un viento incansable dentro de un buzón. Mis pensamientos van volteándose a ciegas mientras se abren paso a través del universo. Oigo sonidos de risas que resuenan en mis despiertos sentidos. Veo sombras de tierra. Lo sonidos, las sombras me provocan. Los sonidos, las sombras me invitan. Hay un amor infinito e inmortal que brilla en torno mío como un millón de soles. Hay un amor infinito e inmortal que me llama con insistencia a través del universo.
JOHN LENNON

Sobre la SGAE

EXTRAÍDO DE listadecine@eListas.net

Trabajo en el mundillo de la animación, en un canal de los del satélite; y cuando hago anuncios de las series me gusta utilizar música de mi discoteca; de grupos poco conocidos. Pues bien; todo eso se declara a la SGAE. Tal canción de tal grupo se utiliza en tal promo que dura 30 segundos y se ha emitido X veces. Pues bien, la SGAE cobra el dinero correspondiente, pero si el grupo no está dado de alta en la mafia autoral no ve ni un duro. Lo cual ocurre casi siempre que utilizas músicas de grupos extranjeros de sellos pequeños. Por cierto, si organizas un concierto de un grupo ocurre exactamente lo mismo. La SGAE se persona a cobrar el 10% de la entrada.
yo mismo he tenido un grupo durante 10 años, hemos sacado varios singles y dos LPs; nuestras canciones se han pinchado en Radio3 y en otras radios. Y nos hemos visto obligados a dar de alta las canciones y los discos en la SGAE, porque si no lo hacíamos, el sello podía encontarse con una multa de mucha pasta por parte de los hijueputas de la Sociedad General de Artistas y Ejecutantes. Un sello pequeño, que va a sacar pocas copias de un disco, no puede permitirse pagar un tanto por ciento cuando a penas se cubren gastos.
Por supuesto yo estoy de acuerdo en que todo el que quiera se copie los discos. Lo que quiero es que la músicaque hacemos llegue a cuanta más gente mejor, pues no pretendemos vivir de ello. pues bien, la SGAE no te deja tomar este tipo de decisiones. Te obliga a pasar por el aro sí o sí.
Nunca nos dimos de alta como socios y nunca hemos cobrado un duro de ellos, pero ellos sí que han cobrado un dinero que no les corresponde.
Ah, y además que sepáis que no es un organismo institucional, sino una especie de empresa privada. hasta luego a todos.

sábado, 5 de marzo de 2005

Sobre la piratería

"Las compañías de telefonía se dedican a vender banda ancha animando a robar en Internet 24 horas al día con tarifa plana" (Luis Cobos, músico y presidente Asociación de Artistas, Intérpretes y Ejecutantes)

Tras escuchar las declaraciones de Luís Cobos sobre una supuesta confabulación entre las compañías telefónicas y los "piratas" de Internet para acabar con la Industria Musical, cabría pensar que el tío Luís está perdiendo el sentido de la realidad. Llegados a este punto no está de más recordar que, hace unos meses, coincidiendo con el día internacional de la música, el presidente Zapatero recibió en La Moncloa a una representación de músicos españoles deseosos de denunciar que "la piratería está acabando con la industria de la música en España". Durante el traslado en autocar hacia la residencia del presidente, un Cobos fuera de sí contó a todo aquel que quisiera escucharle cuanta añoranza sentía por aquella gloriosa época en que las compañías discográficas agasajaban a sus artistas con cenas en los más exclusivos restaurantes y estancias en los más lujosos hoteles. Bien, parece evidente que cuando uno pretende hacer creer que actúa en beneficio de todos los músicos debe ser más discreto a la hora de hacer declaraciones que hagan sospechar que toda esta campaña no es más que una estratagema de conocidos millonarios del espectáculo para poder seguir viviendo del cuento. No obstante, los beneficios de las sociedades de derechos de autor han crecido tanto últimamente que el enloquecimiento y la falta de mesura de sus gestores no parece tener límite. Como explicar sino esta reciente noticia: Gertrude Walton, una mujer de 83 años fallecida el pasado diciembre después de una larga enfermedad, ha sido demandada por la RIAA, asociación que representa a las principales discográficas del mundo, por intercambiar 700 canciones a través de las redes P2P. La hija de la fallecida se ha mostrado "casi segura" de que su madre "no abandonará el cementerio de Greenwood Park para acudir a la vista judicial". Puede que se trate de un error pero, ante la duda, proponemos que se flete un comando compuesto por Luís Cobos, Monserrat Caballé, Antonio Resines y Ramoncín, con la finalidad de viajar hasta dicho cementerio y, amparándose en la oscuridad, desenterrar el fiambre de la finada para ponerlo a disposición de los autoridades. ¡Esa vieja chocha debe pagar por sus desmanes, coño! Por todo ello, desde estas páginas animamos al bueno de Luís para que siga con su incansable labor pedagógica contra la piratería. No sólo porque es justo y necesario sino porque va a estar tan liado que seguramente no le va a quedar tiempo libre para grabar nuevos discos (sequía creativa que sería muy bien recibida por las organizaciones internacionales de derechos humanos).
DE WWW.LADINAMO.ORG

viernes, 4 de marzo de 2005

Presentación del Capitán Centollo

Esta entrevista apareció originalmente en El Suplemento Artístico de las Aguas Temperadas, publicación que, dadas sus características, consiguió concertar una cita con el Capitán Centollo en su retiro. No es muy dado a encuentros con la prensa y por ello este documento que a continuación te ofrecemos tiene un valor muy especial.

No cuesta mucho encontrar el hogar del Capitán. Además, los lugareños no tienen ningún inconveniente en llevarte hasta la misma puerta del refugio del Capitán. Eso sí, antes te has tenido que dejar invitar a algo en el pintoresco bar que regenta Santiago.
"El Capitán baja por aquí de vez en cuando. Cualquiera que le viera no sabría que está delante de toda una personalidad". Todo el mundo quiere tomar parte en la conversación y más de uno asiente cuando Santiago dice que "la verdad es que si bien siendo cierto tambiés es al tiempo lo contrario no sabemos muy bien quién es el Capitán. Quiero decir que afirmando que lo que no niego es verdad que pocas veces cuenta cosas de su vida, a no ser frases que a veces nos cuesta entender y sobre las que nos pegamos hablando días y días". Una chica que se ha sentado a mi derecha dice, como si hablara a toda la gente que se ha congregado en el bar de Santiago: "Pero es un ser muy especial y, aunque no sabemos a ciencia cierta quién es, se le quiere mucho". Santiago añade la guinda al comentario: "Todos tenemos derecho a guardar nuestros secretos, ¿no?, y él tiene secretos, igual que tú, y que tú", dice al tiempo que me señala con el tenedor que, con una croqueta de jamón desafiando a las leyes de la gravedad, sujeta en su mano izquierda mientras la clientela aplaude y vitorea a Santiago.

El refugio del Capitán Centollo está muy iluminado. No le falta luz, si acaso le falta espacio, bueno, y puestos a ser exigentes, creo que le falta luz, ¡pues claro que sí que le falta! La pequeña superficie en la que vive está plagada de libros, folios, fotografías, cartas que, como él mismo nos dice, "siempre respondo, aunque sea tarde. Hay gente que nunca responde, aunque le escribas dos cartas en una semana". Es un espacio desordenado, "creo que es un reflejo exacto de mi cerebro de y de mi modo de entender el mundo".

El Capitán Centollo va despeinado y las ropas con las que viste no son precisamente de gala. La barba de varios días le da cierto toque intelectual. "Dicen que tengo esas pintas ", corrobora él mismo con un tono que demuestra gran sentido del humor, no exento de una panoplia y un autoconsetimiento lejanos de la ficción más increíble.

¿De dónde viene el Capitán Centollo?
No vengo de ninguna parte, además no creo que eso sea relevante para los contenidos de este reportaje. De todas formas, no creo que tenga un lugar específico. Tengo más bien un marco mental al que volver, al que mirar cuando estoy perdido. A veces, ese marco mental no es sino un poema, o una canción, o un acorde de guitarra, de esos tan intensos tipo bossa-nova.

¿Y sabe dónde va?
Creo que te podría responder lo mismo de antes. No voy hacia ningún sitio en concreto. Sí que te puedo decir que nunca me detengo, que avanzo. De vez en cuando me gusta detenerme a tomar aire, o a mirar a la gente, o a escuchar lo que dicen. Muchos de mis escritos no tienen nada de original, no dejan de ser transcripciones de lo que la gente dice cuando va a la compra.

Pero entonces, ¿cuál es su grado de contacto con el mundo real?
Dependiendo de qué es lo que tú entiendas por mundo real. En este momento mi mundo real eres tú y la conversación que estamos manteniendo. Por eso, si para ti el mundo real es el mundo de la civilización, los ruidos, las prisas, los sinsentidos, y esos rollos, entonces, creo que vivo bastante alejado de lo que tú entiendes por mundo real.

¡Alguna vez tendrá que acudir a él!, ¿no?
Siempre se cuela por el buzón en forma de problemas con instituciones como bancos, o invitaciones a dar charlas a universidades podridas. Siempre cabe decir que no a ese mundo, pero me da la impresión que ese no a veces se transforma en un paso hacia la muerte y el ostracismo.

¿Cuáles son sus actuales campos de investigación?
Últimamente estoy enfrascado en el conjunto de sonidos emitidos por el mejillón en cautividad.

Debe resultar apasionante. No puedo esperar a oír más y más datos…
La verdad es que este tema me está cambiando el sentido de la vida.

Sí, basta con mirarle a los ojos. Emiten un destello como nunca he visto en ojo de ser humano. Y mire que he entrevistado a gente…
Sí, es cierto. El brillo en los ojos me sirve para ligar.

En ese momento, el Capitán Centollo se levanta de su silla y se dirige, sorteando pilas y pilas de libros, hacia un pequeño armario. Lo abre y el espectáculo que se ofrece a los ojos del entrevistador es el del caos. De entre todo ese desorden, el Capitán saca un pañuelo que lleva grabadas las iniciales IAL, junto a una dirección, un número de teléfono, una dirección de Internet, una lista de instrucciones para actuar en caso de tragedia, además de una dedicatoria a la que le sigue la firma IAL. Del fino pañuelito de seda cuelga una etiqueta en la que se puede leer: Manual Instruccional del Pañuelo Jarrafonte. La emoción parece estar embargando a nuestro querido personaje. "Ya me disculpará", me dice, "pero es que siempre me acuerdo de ya sabe usted quién". IAL, ¿quién sería IAL?

¿Ha descubierto el sentido de la vida?
Sí, y se lo voy a explicar.

El Capitán, a la vez que se suena las narices va dándome las claves de la vida. Entre oink oink y bocinazos, sus palabras emiten sabiduría. "Estos pañuelos son muy suaves, y no me irritan", creo entender. O ¿acaso ha dicho "enritan"? Entre oink oink y bocinazos, digo, me cuenta el sentido de la vida. "Verás, hay siete niveles", o algo así, me procede a explicar. Lo que pasa es que, entre los oink oink y sus bocinazos no he entendido nada. Pero... ¿dijo "enritan"?

Ya entiendo.
Pues si tiene presente todo esto que le digo, ya verá que bien le va.

Claro, claro, a sus órdenes mi Capitán.
Descansa hijo, descansa.

Me estaba hablando de su estudio del mejillón…
Sí. Desde aquí quiero dar las gracias a la Comunidad Europea, que me ha concedido una ayuda de 300 millones de pesetas para llevar a cabo este proyecto.

¡¡300 millones!! ¿No es demasiado?
Sí, lo sé. Un buen día se me ocurrió escribir una carta. La dirigí a Europa y dije: "Hola, quiero 300 millones para estudiar el mejillón en cautividad". Me respondieron. Lo malo es que dentro de cinco años tengo que dar un informe.

Claro, no se puede tener todo…
No, es cierto. Pero si se intenta, quién sabe…

El triste momento de la despedida llegó, muy a pesar. Mis dudas sobre si me ofrecería algo para comer o para beber quedaron resueltas: no me ofreció un mísero vaso de agua. Pero era el Capitán, y todo se le perdona.

Bueno, mi Capitán, me temo que me tengo que ir.
Ya estás tardando.

¿Cómo describir la emoción de haber hablado con el Capitán Centollo? No hay palabras. Intenté imitarle, y por ello, cogí un sobre y escribí en él A la atención de Europa. Dentro puse una carta: Hola Europa, soy amigo del Capitán Centollo y también quiero lo mismo que él. La respuesta no tardó en llegar. A las dos semanas recibí un paquete que, tras haber abonado 600 pesetas en concepto de gastos de envío, contenía un banderín y un llavero, además de una carraca y un póster de una casa rural del norte de Alemania. Está claro que el Capitán Centollo es único.

¡¡A sus órdenes, mi Capitán Centollo!!

Fondo de Salud Media y Aguas Temperadas Higiénico Sanitarias.

miércoles, 2 de marzo de 2005

Extractos de guión de programa de radio

GRACIAS A DAVID MARQUETA

Teenage Fanclub, Howdy! (2000)

Teenage Fanclub, Howdy!: «Straight & Narrow», corte 9, 0:00
Después de la oscuridad de la semana pasada, vamos a saltar hasta unos lares mucho más luminosos. Hablamos de Teenage Fanclub, veterana banda escocesa compuesta, en sus principios, por cuatro miembros (ahora trío, sin batería). Musicalmente hablando, la principal peculiaridad de esta banda es que los cuatro componentes cantan, y lo hacen bastante bien. Las más de las veces sus armonías vocales nos recuerdan a aquellas que los Beach Boys hacían a mediados de los años 60. Ellos mismos han reconocido la deuda a las «Buenas Vibraciones» de los Beach Boys en un corte de un disco publicado en 1993.

De Beach Boys, Anthology (CD 2): «Good Vibrations» (corte 1, CD 2) [1:35]

Son un grupo de gente capaces de crear una música relajante y al mismo tiempo amantes de las estridencias. Pero sobre todo son amantes de las melodías que nos hacen saltar en el tiempo constantemente a los años 60, sobre todo a mediados, a la Costa Oeste. En muchos momentos podemos encontrar guiños a sonidos tipo Byrds (sobre todo con sonidos tipo guitarras de doce cuerdas). Sus canciones suelen ser muy sencillas y en ellas hay un estribillo con el que uno enseguida se queda.

Howdy!, «Dumb Dumb Dumb» (corte 6) [0:25… a partir de coro de voces]

Aparentemente son canciones compuestas rápidamente, en un minuto. Tal vez sea así, pero lo cierto es que los arreglos están muy cuidados. En los últimos discos han introducido elementos como el vibráfono, que llena de optimismo las canciones. Creo que la canción que vamos a escuchar ahora es un ejemplo. Se llama «The Town And The City», y entre las sucias guitarras y los golpes constantes de platillos (elemento característico de esta banda, que, a pesar de haber cambiado de batería, sigue sonando igual), se acoplan las armonías vocales (repartidas por todo el espectro sonoro), las contramelodías, el sonido de un teclado procedente del baúl de los recuerdos, y unos pequeños y sutiles arreglos con instrumentos como la trompeta pícolo.

Howdy!, «The Town And The City» (corte 7) [1:38… a partir de parada de batería]

Teenage Fanclub no van a revolucionar el mundo del pop, ni falta que hace. No participan en los grandes circuitos de promoción ni aparecen por las listas de las radio fórmulas. Esta banda parece feliz con su clásica formación de dos guitarras, bajo y batería (con algún que otro extra de vez en cuando) y con sus canciones de muy pocos acordes. A veces esos pocos acordes son explotados hasta la saciedad, generándose canciones tipo "mantra" en las que una idea musical básica es repetida una y otra vez. Así ocurre, por ejemplo, en «My Uptight Life» (algo así como «Mi difícil, tensa vida»). Los compases finales repiten una y otra vez, con matices en cada cambio, un idea básica: «Toda mi vida me he sentido tan tenso. Ahora todo es perfecto». Es la conclusión de un tema que reflexiona sobre la necesidad de búsqueda de un espacio vital para compartir con alguien amado. La entrada de ese ser amado cambia todo. Nos despedimos con estos coros escuchamos una reflexión sobre el sentido de la creación musical como vía de escape.

Howdy!, «My Uptight Life», (corte 11 [3:50…])

Se me ha olvidado tu nombre

Más de una vez he deseado
Que lo de aquel maldito verano
Del noventa y ocho
Aquello que me volvió loco
Fuera no más que una burda ilusión

Un crimen contra el amor
Un crimen contra la pasión
Un crimen contra la vida
Un crimen, en realidad, contra ti

Me cuesta creer, me cuesta creer
Que una sonrisa pueda matar
Que un abrazo pueda quemar
Que existan los besos de Judas

Chica, chica, Judas, Judas
No me jodas con tus dudas
Chica, chica, Judas, Judas
Vete y jode a tu novio
El lindo soldadito de plomo