lunes, 30 de abril de 2007

Bancos

Pu** Bankinter. Me cobra 20 euros de comisión por mantenimiento de una cuenta de mierda en la que tenía cautro duros. Les pregunto y me dicen que las cuentas con poco dinero salen muy caras, que el dinero hay que moverlo. Cancelo la cuenta y les digo que se vayan a la mierda. ¡Qué a gusto me he quedado! (Eso sí, ellos se han quedado con su comisión). Por si había dudas, el banco en cuestión es Bankinter.

sábado, 28 de abril de 2007

Imágenes en movimiento

Termino de ver Die Büchse der Pandora. Es una película alemana, de 1929, creo, dirigida por Georg Wilhelm Pabst. Son datos de los que no tengo ni idea, y que he copiado de alguna parte que ahora no me acuerdo.

Excelente película, muy osada. Básicamente es la historia de Lulú, bella (muy bella) mujer, experta en romper corazones y sembrar el caos doquiera que vaya. Lulú es un personaje sumamente sexy, vestida casi todo el rato con ligeros vestidos de gasa y siempre dispuesta a lanzar una sonrisa que obliga a tomar el mando del DVD y congelar la imagen. Se ve entonces el mimo con el que la cámara trata su rostro, la tremenda iluminación que sobre ella se proyecta; apreciamos entonces que no es sólo el personaje de Lulú quien está coqueteando con quien se le ponga por delante, sino que es la propia actriz, Louis Brooks, quien está provocándonos.

Seguir a Lulú es seguir la caída al infierno de un personaje que sólo actúa guiado por su deseo. Lulú es el deseo hecho persona, la lujuria, el deseo material. Es un ser poderoso,capaz de generar muerte, de sanar enfermos mentales y luego transformarlos en asesinos, es capaz de arrunar la reputación y la vida de quien se le ponga por delante.

La película es sutil. Pequeños movimientos de cámara, juegos de luz deslumbrantes, decorados envueltos en oscuridad y brumas, bastan para decir lo que hay que decir. Si esta película se hiciera hoy en día, se caería en lo ridículo: el suave lesbianismo se transformaría en algo ridículo (tipo Showgirls o Basic Instinct, en las que las relaciones lésbicas son transformadas en excusa para llenar la película de carnaza). O la procacidad sexual de Lulú sería tratada con desmadre.

Cierto que no todo es contención. Recordemos que estamos ante una película muda (ya con el sonoro empezando a dominar el mercado) y que vamos a ser testigos de momentos que serían considerados hoy en día de sobreactuación. No obstante, esa carencia de palabras hace que a veces haya muy interesantes recursos para transmitir emociones: por ejemplo, la escena en la que el padre de Lulú, nervioso, empieza a morder la pipa y a echar humo de manera descontrolada para después, con una de las cámaras hábilmente ubicada tras el pasamanos de la escalera, sumirnos en la más serena de las calmas, especialmente gracias a la iluminación.

La tengo que ver una y otra vez.

Banda Sonora

Editado por EMI, se trata de un doble CD, para el que no existen palabras. Hablo de las Suites de Violonchelo, de Bach. De escucha obligada para cualquiera con un mínimo de sensibilidad. Todavía mejor resulta la edición en DVD, que permite, además de ver interpretar a Rostropovich las diferentes piezas (tal vez una puesta en escena muy teatral y forzada en ocasiones), escuchar sus explicaciones y sus ideas en torno a la música y la interpretación.
Por cierto, me da igual si se inclina demasiado cuando toca, o si, como dicen los listos, a veces usa el arco de manera poco hortodoxa.

Banda Sonora

No puedo aportar argumentos ni razonamientos. No me apetece. Lo cierto es que el más reciente disco de Los Planetas, La leyenda del espacio, me ha resultado un soberano aburrimiento. Esos toques flamencos me parecen absurdos. Creo que lo pueden hacer mucho mejor y creo que las innovaciones deberían ir por otro camino.

viernes, 27 de abril de 2007

Algo que tal vez continúe #36

Hace mucho que no escribo. Tal vez porque tengo muchas cosas que decir. Tal vez porque tengo mucho que callar. A lo mejor me da miedo enfrentarme a mis palabras. Puede ser que ya no tenga palabras. No lo creo. Muchas veces, en la ciudad, en la soledad de un paso de cebra abarrotado de gente, creo ver un rostro que me recuerda a ti. Deseo entonces liberar ese torrente de palabras que en forma de pensamiento, de deseo incumplido, cruza mi mente a la velocidad de la luz.
Desde el aislamiento del autobús de línea a tope de extraños cierro los ojos durante una décima de segundo. Quiero sentir que estarás esperándome al volver a casa, sentada en el sofá, oculta entre las sombras.
Entre las sombras, desde la oscuridad. Siempre preferí estar contigo en la penumbra. Ya lo dije antes. Contigo ahora siempre es antes. Un antes que se cuela defectuoso en el hoy, en lo cotidiano.
Quiero volver a amarte. Quiero que seas mi dama otra vez.
Quiero volver a tener valor para escribir.
Quiero querer.

Banda Sonora


Arctic Monkeys es una de las pocas bandas modernas que me hace sonreír. El sonido generado por su sección rítmica es realmente poderoso y llevar en las orejas su música a todo volumen es una gozada. Su fuerte no es la melodía, sino la caña, el riff repetido, el ruido, el ritmo. El sonido del bajo y la batería son de lo mejor que he escuchado recientemente.

Su más reciente disco, Favoruite Worst Nightmare, es una palada de energía, un golpe a los oídos. En ellos se escuchan trazas de punk, new wave e incluso rastros del rock más clásico. Con todo, prefiero su anterior disco, Whatever People Say I Am, That's What I'm Not: mucho más directo, aunque los sonidos de los instrumentos no tienen tanta claridad como el segundo, cuyos sonidos son más diáfanos. Música para escuchar a todo volumen, con fuerte contraste entre graves y agudos, y para soltar penas.