sábado, 27 de enero de 2007

Algo que tal vez continúe #34

¿Qué he de hacer con tu recuerdo? Dejaste arrinconados, junto a mi guitarra, cientos de sueños. Ahora me visita por las noches el hacedor de sueños y me pide cuentas. Los intereses en concepto de ilusiones no satisfechas crecen y va a llegar un momento en el que no pueda pagarlos. Me sonríe todas las noches y se me queda mirando desde una esquina de la cama, con ojos de dios burlón y transparente, diáfano como nunca más volverá a manifestarse. Se desplaza el divino bufón con levedad por la habitación mientras trato de conciliar el sueño. Desenfunda la guitarra y me la lanza melodías desafinadas, con acordes imposibles, melodías primitivas que creía olvidadas. Me canta tonadas que nunca logré componer. Sus silenciosos pasos retumban en mi cabeza y el eco de su impertinente andar atormenta mi cabeza. Nunca me dijiste porqué desapareciste, porqué te fuiste sin avisar. Ví cómo te apagabas pero nunca supe qué hacer. Oí como me llamabas pero nunca supe qué hacer. Y ahora vienen a reírse de mí todos los espíritus a los que en aquel entonces debí haber invocado, y me inundan la cama con oraciones que nunca supe cómo rezar, y entonan cánticos de salvación que sólo ahora alcanzo a comprender, y me muestran lo que entonces no pude ver.

sábado, 20 de enero de 2007

Sonrisitas de Telediario

¿Por qué, cuando llegan las noticias de deportes en los informativos televisivos, a todos los locutores se les pone en la boca una imposible sonrisa, rayana en la más aguda gilipollez?

sábado, 13 de enero de 2007

Algo que tal vez continúe #33

Cada uno de nosotros nos componemos de notas musicales. Cuando el autobús urbano pasa a toda prisa junto a mí, el estuche de mis gafas vibra. Ambos objetos están afinados en el mismo tono. Parece como si se saludaran. "¡Eh! ¡Estamos afinados en la misma tonalidad!". Llamo al timbre para entrar a mi oficina y me percato de que está desafinado. Su sonido se compone de dos notas, pero no guardan relación la una con la otra. Los dos timbres de mi casa estaban afinados con una octava de diferencia entre ellos. Uno daba una nota grave y el otro la misma una octava más alta.Las personas también estamos afinados en distintas tonalidades. Nuestras risas, nuestros llantos son melodías, son música. Y se siente claramente cuándo son falsos. No se puede fingir una sonrisa. Te traiciona la percepción de la otra persona.
Tus pies marcan un ritmo de shuffle, se arrastran por la habitación. Los latidos de tu corazón dan vida a tu canción. Caminas. Te detienes. Te agachas a por algo. Con cada movimiento escribes una melodía que me da vida, que me anima a seguir. Te das la vuelta y estoy yo. Sólo quiero escuchar la melodía de tu respiración. Quiero que vengas hacia mí y que muevas tus caderas con el ritmo del deseo, un ritmo inaprehensible, un ritmo arrítmico, un ritmo con síncopas. Tus manos son las batutas de mis ojos. Ellas dictan dónde he de mirar.
Canta tu canción. No calles nunca. Mueve tu cuerpo. No pares jamás.

viernes, 12 de enero de 2007

Para Rajoy y Zapatero. Dos Tontos Muy Tontos.

Big boys bickering
(McCartney)
© 1992 mpl communications (McCartney)

Big boys bickering,
That's what they're doin' ev'ryday.
Big boys bickering,
Fuckin' it up for ev'ryone, ev'ryone.

Guess while they're betting on the track,
They're tryin' to win your money back.
All of the taxes that you paid,
Went to fund the masquerade.

Big boys bickering,
That's what they're doin' all the day.
Big boys bickering,
Fuckin' it up in ev'ry way, ev'ry way.

We stand here waiting
Underneath the tower block.
Who will win and who will lose?
Which way do the big boys choose?
Which of us will never know what goes on?

Oo -

Who will win, who will lose?

So while they argue through the night,
Shakin' their sticks of dynamite,
Babies are dying through the day,
They wanna blow us all away.

Big boys bickering,
And so the game goes on and on.
Big boys bickering,
Fucking it up for ev'ryone, ev'ryone,
For ev'ryone, for ev'ryone, for ev'ryone,
For ev'ryone, ev'ryone.

Fucking it up for ev'ryone,
(fuckin' it up for ev'ryone)
Fucking it up for ev'ryone,
Ev'ryone, ev'ryone,
Ev'ry, ev'ry, ev'ry, ev'ry, ev'ryone.

jueves, 11 de enero de 2007

Algo que tal vez continúe #32

Entro a casa. Enciendo la luz. No te veo. Estás en el salón. Estás inmersa en la oscuridad. Yo, desde la luz, no te puedo ver. Tú, desde la oscuridad, me ves. Yo, ahogado en la luminosidad, no acabo de verte. Tú, borracha de sombras, te ríes sin que yo me entere. Déjame saltar contigo a la oscuridad. Déjame emborracharme contigo. Apaguemos todas las luces. Apaguemos la razón y sumerjámonos en el delirio de la oscuridad. Oscuridad. ¿Para qué quiero la luz con tu cuerpo desnudo junto a mí? ¿Para qué quiero la luz con tu sudor pegándose a mi cuerpo? ¿Para qué quiero la luz con tus latidos? Oscuridad.

lunes, 8 de enero de 2007

Algo que tal vez continúe #31

Amor y odio. Siempre juntos. Siempre de la mano. Me gustaría ser animal y poder sentir el amor de manera pura. Ojalá supiera qué es el odio sin más. Los humanos no sabemos amar. Tampoco comprendemos en qué consiste eso llamado odio. Nos movemos entre ambos extremos, cual péndulos. Unos llevan un péndulo en el estómago. Otros los llevan en el cerebro. Otros no saben dónde. Un día amas hasta la muerte. Al día siguiente odias y deseas matar. Hace dos días te querías suicidar. Dentro de un año desearás tener una familia para ir de viaje al paraíso que de pequeño odiabas. Así somos. Así nos odiamos. Así nos amamos. ¡Cuántas veces pienso que nos sobran las emociones! ¡Cuántas veces cuando pienso en ti no sé quién eres! ¿Por qué cuando quiero evocar tu rostro no sé muy bien a quién estoy viendo?¡Caos! ¡No me dejes! ¡Quédate siempre junto a mí! ¡Aliméntame de dudas!¡Impulso! ¡No me dejes! ¡Quédate siempre junto a mí! ¡Llévame lejos de aquí y vuélveme a traer!

sábado, 6 de enero de 2007

Futbolistas vs. bomberos

Veo, impresionado, las imágenes del atentado de ETA. La pregunta que me hago es bien sencilla: "¿Por qué?". Pero surge otra, tal vez más ingenua. Me apetece lanzarla, aunque suene infantil: "¿No debería esa gente, los bomberos, policías..., que se juega la vida para rescatar los cadáveres ganar el sueldo de los futbolistas?". Lo dijo mi madre mientras veíamos las noticias.

Algo que tal vez continúe #30


Veo la película The Pink Panther, elegante comedia de Blake Edwards. Estoy solo. Ella se ha ido de compras. Creo que necesitamos algo para la casa. Me ofrecí a acompañarla, pero optó por ir sola. Ella sola. Yo solo. Dos seres solos. Parcheo mi soledad con The Pink Panther. La vi hace muchos años y tan apenas recuerdo algunos chistes sueltos. Veo que, con el paso del tiempo, sigue siendo elegante, quizá demasiado elegante, si bien hay algunos toques osados, como la infidelidad de la esposa del inspector, o el atrevido (para entonces, supongo) plano del trasero y las caderas (formidables) de la cantante de la fiesta.

Aparece ella. Capucine. Bella. Y me recuerda a aquel amor de aquel verano. Me atrevo a llamarlo amor. Me pregunto cómo lo llamará ella. Sí, me enamoré. Lloré cuando nos despedimos. Lloré cuando por teléfono, el día de mi cumpleaños, me dijo algo que consideré auténticas barbaridades. Creo que realmente lo eran. Pequé de amarla demasiado, de encariñarme de ella, de sus enormes ojos azules, de sus inmensas caderas, de su juguetón vientre, de sus pequeños pechos.

Puedes llamarme loco. Me da igual. Mientras veía la película ella ocupaba mi pensamiento. La nariz de Capucine era la nariz de la chica del verano lejano. Su cuello. Su doble juego. Su capacidad para enamorar con sólo un gesto. Ella me enamoró con su verbo, proveniente de una boca pequeña. Ella me enamoró con sus gestos, salidos de unas manos que cada vez que se perdían por mi cuerpo encontraba la felicidad. Su pelo, de color rojo. Su espontaneidad.

Durante el rato que duró la película aquel verano volvió a mi recuerdo, aquel verano de éxtasis y dolor, de enamoramiento descontrolado y estúpido, de deseos de vida y de muerte.

Nos despedimos muchas veces. Pero la despedida definitiva nunca llegó. Traté de llamarla por teléfono. Nunca constestaba. Finalmente alguien respondió. Era ella, con voz de dormida, de resaca. Me dijo que no quería hablar conmigo. Dije alguna burrada y colgué bruscamente.

Cuando Sara volvió me encontró llorando en el sofá. La pantalla del televisor mostraba el salvapantallas del reproductor del DVD. Se acercó a mí. Me besó. Me preguntó qué me pasaba. Apretó el botón del mando a distancia y salió en la pantalla la imagen congelada de Capucine.

"¡Es guapa! ¡Muy guapa!", dijo Sara, y se sentó junto a mí. Seguimos viendo la película. Sentía que debía abrazarla, pero no tenía valor. La abracé. La miré a los ojos. "Estás aquí, ahora", dije. Nos besamos.