domingo, 1 de octubre de 2006

La casa del lago

Todos tenemos un lado oscuro y otro luminoso. A veces uno de ellos se ilumina demasiado y ciega a la otra mitad. A veces, las menos, ambos se ponen de acuerdo y nos permiten disfrutar de esta cosa llamada existencia en tranquilidad. A veces llegan paletos con legiones de aduladores y hacen películas inspiradas en eso (véase Star Wars, de Lucas, películas que me gustan pero que, ya hablaré otro día, han hecho mucho daño a la ciencia ficción). Una película, La casa del lago, es la culpable de que se me haya iluminado en exceso mi lado luminoso. La vi ayer, en DVD, en versión original. He de decir que me muestro escéptico ante tal tipo de productos que son hijos de la mercadotecnia de Hollywood y de cuya parafernalia participan de una manera más que obvia. Había hablado del tema con Nk hacía varios días y me había recomendado verla. Al final, me tragué mi orgullo y me hice con una copia de ella.
Lo admito. Me captó desde el principio. Supongo que me tocó una fibra sensible, cual es la de la música. Desde mi modestia opino que la banda sonora de la película es excelente. Acaramelada tal vez. Pero insisto en que estamos de excursión por el lado blando de éste que firma, el viejo Capitán, cansado y con problemas acuciantes de vista y oído. La música me pudo. La fotografía me pareció fantástica, jugando con los diferentes tonos de las estaciones climatológicas. Me encantó el papel otorgado a la perra, que recibe nombre de perro macho (no me acuerdo ahora… ¿Jack? Tal vez…). Es el único ser capaz de moverse libremente entre los dos tiempos y es ella quien, en cierta manera, abre los ojos al chico (Keanuu Reeves - no tengo ganas de comprobar si lo he escrito bien o no-) sobre lo que está pasando con respecto al tema espacio-tiempo. Tal vez si esta película hubiera sido producida en los años 70 o en los 60 se hubiera dado más protagonismo al tema del espacio-tiempo, algo que aquí no se discute en ningún momento. Resulta curioso el hecho de que la mayoría de los personajes admitan como algo natural el hecho de estar manteniendo relaciones con alguien en otras coordenadas tempo-espaciales. Nadie se plantea porqué eso es así, si eso es posible. Gracias a ese dejar de lado el tema físico (que era lo que realmente me atraía de la película) el interés se desvía hacia el tema amoroso, o mejor, hacia del de las relaciones humanas. La pregunta que nos lanza constantemente la película es si somos dueños o no de nuestros destinos, si realmente podemos alterar el espacio-tiempo para conseguir aquello que deseamos. Y llevado a un terreno más sentimental, el film nos pregunta: ¿existe el amor perfecto? ¿Existe el amor? Para responder el interrogante toma el personaje de una doctora (Sandra Bullock), harta del amor, encerrada en su mundo (nada original, por otra parte - me viene a la cabeza la deliciosa Bella Martha, o Frankie And Johnny…) quien se niega a ver que ante sus ojos tiene al hombre de su vida. Esta linda doctora se ve inmersa en una trama más propia de la literatura de ciencia ficción que de una historia romántica, si bien, ya lo he dicho, predomina este último elemento. Esa trama se ve salpicada por la magia (tampoco mucha, la verdad, si bien la aparición del árbol delante de la urbanización es suficiente) y los malentendidos (¿por qué no acude a la cita al restaurante?), todo ello aderezado con decisiones equivocadas bajo apariencia de correctas. Al final, vence el amor, vence la esperanza, que se confabulan mágicamente contra las leyes físicas del espacio-tiempo (suponiendo que éstas existan). ¡Ah! Y no os olvidemos de poner de nuestra parte. Hemos de ser pacientes y la calma ha de presidir nuestras decisiones. Bonita película para alguien buscando un poco de esperanza. Llámame cursi, mas recuerda que yo, al igual que tú, tengo un lado blando y luminoso. No está mal encenderlo de vez en cuando, pero sin pasarse.
De todos los momentos de la película, me quedo con el baile de la fiesta de cumpleaños de la doctora. Tal vez me haya influido el hecho de que la canción sea «This Never Happened Before» de Paul McCartney.

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