miércoles, 25 de octubre de 2006

Algo que tal vez continúe #23

El ritmo del aburrimiento. La canción del hartazgo. ¿Cada cuánto cambia ese semáforo de color? ¿Cuánto tiempo permanece en naranja? ¿Cuándo éste se pone verde aquél pasa a rojo? ¿Cómo estará entonces el semaforo de mi calle? Analizar la ropa de la señora que está junto a mí. ¿Cuántos segundos tienen que pasar para que vuelva a girar la esquina una bicicleta? No me gusta la música que se oye en ese coche. ¿En qué narices trabajará esa chica de allí? ¿Quién es ese tipo con el que va? ¿Me dará tiempo esta vez a cruzar la calle? El ritmo de la desesperación. Tengo hambre pero no me apetece comer. El aburrimiento. El vacío. Tengo sueño pero no quiero ir a la cama. ¿Cuántos pisos tiene realmente esa casa? Me cuesta contar si son quince o dieciséis. ¿Cómo vería todo si me quitara las gafas? A ése de allí se le van a caer las bolsas. Miraré a otra parte. ¿Me he puesto bien los calcetines? Parece que me molesta la ropa que me he puesto hoy. ¿Veré hoy a algún motorista sin casco al que mirar con cara de saberme el código de circulación? Se me ha olvidado a qué vecinos he saludado hoy. El ritmo del aburrimiento, del aburrimiento, del aburrimiento. El eco de la nada. La celebración del absurdo de la existencia. El descubrimiento del sinsentido que es existir. El ritmo sin música. La canción sin melodía. El texto sin palabras. La respiración sin oxígeno. Olvidar el origen. Borrar la memoria. Percusión muda. Distorsión que pretende ser armónica. Aburrimiento. Hartazgo.

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