domingo, 13 de febrero de 2005

Sábado noche

Nunca he sido amigo de salir por sistema los sábados por la noche. Siempre he optado por quedarme en casa (o en casa de alguien), a disfrutar de mi tiempo y de mi vida, junto a mi gente. Supongo que ese deseo de aferrarme al hogar se ha acrecentado últimamente en mí a raíz de mi creciente disgusto con el mundo laboral. Mi mayor desprecio hacia esa obligación de esta sociedad llamada trabajo me hace desear cada vez más quedarme en casa y disfrutar de mi tiempo, que gusto de compartir con quien quiero y no con las marabuntas de los bares. El trabajo cada día me da más asco, y todo lo que huela a capital. Los empresarios me provocan malestar general, desde la cabeza a los pies. Desgraciadamente, Passolini tenía razón cuando decía que, por encima del comunismo, socialismo, conservadurismo, etc., hay un "ismo" que prevalece: capitalismo.
No quiero dar a entender con esta alabanza hacia el hogar que abogo por los valores tradicionales. Y una mierda a la tradición. Sólo quiero tranquilidad. Todo lo que huela a tradición (como los empresarios, que sólo dejan de ser conservadores cuando ya no tienen nada que conservar) me provoca diarrea.

No hay comentarios: