sábado, 28 de abril de 2007

Imágenes en movimiento

Termino de ver Die Büchse der Pandora. Es una película alemana, de 1929, creo, dirigida por Georg Wilhelm Pabst. Son datos de los que no tengo ni idea, y que he copiado de alguna parte que ahora no me acuerdo.

Excelente película, muy osada. Básicamente es la historia de Lulú, bella (muy bella) mujer, experta en romper corazones y sembrar el caos doquiera que vaya. Lulú es un personaje sumamente sexy, vestida casi todo el rato con ligeros vestidos de gasa y siempre dispuesta a lanzar una sonrisa que obliga a tomar el mando del DVD y congelar la imagen. Se ve entonces el mimo con el que la cámara trata su rostro, la tremenda iluminación que sobre ella se proyecta; apreciamos entonces que no es sólo el personaje de Lulú quien está coqueteando con quien se le ponga por delante, sino que es la propia actriz, Louis Brooks, quien está provocándonos.

Seguir a Lulú es seguir la caída al infierno de un personaje que sólo actúa guiado por su deseo. Lulú es el deseo hecho persona, la lujuria, el deseo material. Es un ser poderoso,capaz de generar muerte, de sanar enfermos mentales y luego transformarlos en asesinos, es capaz de arrunar la reputación y la vida de quien se le ponga por delante.

La película es sutil. Pequeños movimientos de cámara, juegos de luz deslumbrantes, decorados envueltos en oscuridad y brumas, bastan para decir lo que hay que decir. Si esta película se hiciera hoy en día, se caería en lo ridículo: el suave lesbianismo se transformaría en algo ridículo (tipo Showgirls o Basic Instinct, en las que las relaciones lésbicas son transformadas en excusa para llenar la película de carnaza). O la procacidad sexual de Lulú sería tratada con desmadre.

Cierto que no todo es contención. Recordemos que estamos ante una película muda (ya con el sonoro empezando a dominar el mercado) y que vamos a ser testigos de momentos que serían considerados hoy en día de sobreactuación. No obstante, esa carencia de palabras hace que a veces haya muy interesantes recursos para transmitir emociones: por ejemplo, la escena en la que el padre de Lulú, nervioso, empieza a morder la pipa y a echar humo de manera descontrolada para después, con una de las cámaras hábilmente ubicada tras el pasamanos de la escalera, sumirnos en la más serena de las calmas, especialmente gracias a la iluminación.

La tengo que ver una y otra vez.

No hay comentarios: